Capítulo 14 Sentimientos
Imagen, tomada de aquí
En el Reino del Sur, todo los integrantes del pueblo, se encontraban preparándose para la invasión tremon, todos y cada uno de los habitantes entrenaban bajo la tutela de Cir Arminus y de Neyra Divath, debían ser capaces de mantener el uso de la magia por periodos de tiempo largos para poder aguantar el metódico y potente asedio de los invasores, todos eran concientes que sus enemigos nunca actuaban con apuro, al contrario disfrutaban la lucha, saboreaban cada instante de enfrentamiento, en las últimas batallas llevaron a los humanos hacia una lucha de desgaste, con esto en mente Cir Arminus exigía a todos sus magos y a si mismo esforzarse siempre mas allá de sus límites, si querían sobrevivir, debían ser capaces de manipular la magia con todo poder y soltura, los ataques no podían disminuir en intensidad o potencia, pero también era muy bien conocido que los tremons eran muy astutos y precavidos, su líder no cometía errores, hasta el momento las bajas tremon eran nulas, entonces además de poder era necesaria la astucia, debían preparar emboscadas, dividir al enemigo y a la vez mantenerse unidos y fuertes, el holocausto que se avecinaba era la última oportunidad de la raza humana, si en esta ocasión no se alcanzaba una victoria real sobre los tremons todo se perdería, no habrían mas humanos, la magia como era conocida desaparecería para siempre de Ebyam, la Luna Negra impondría su voluntad sobre los hermanos soles.
El plenilunio blanco terminó, y un nuevo ciclo de vida daba inicio, cada vez se acercaba más la inminente confrontación del destino humano, los humanos concientes de que esta era la última oportunidad se entrenaban con mas ahínco día a día, debían fortalecerse, debían proteger y asegurar la ciudad, todo iba según lo planeado, los magos eran mas fuertes con forme avanzaba el tiempo, Neyra Divath era una mujer que sobrepasaba los limites, evidentemente era demasiado poderosa, sería un arma decisiva en la lucha a librarse, así lo vea y entendía el “Paladín Rojo”. De igual manera Cir Arminus era un líder innato, se había superado a si mismo después de conocer a Cir Tysdral, por esto y mucho más el “Paladín Blanco” admiraba profundamente a su homólogo.
Cir Arminus se dio a la tarea de conseguir una sonrisa en el hermoso rostro de Neyra Divath, esta labor resultó más complicada de lo que pensaba, si bien es cierto la gobernante del sur tenia un muy buen carácter, parecía repeler cualquier intento de ser feliz, cualquiera diría que se regocijaba en su constante sentimiento de soledad y tristeza, sin importar lo que hiciese el “Paladín Rojo”, que resulto ser un hombre bastante versátil para el buen humor, Neyra Divath no reaccionaba como se esperaba, todo lo contrario aparentaba no estar interesada en las actitudes que tomaba su compañero de lucha. Que pensaba, que sentía, cual era la razón de una actitud de esa índole, siempre repeliendo la risa, siempre buscando el aislamiento y la soledad, estas y mas interrogantes nacían y tomaban forma en el corazón y la mente de Cir Arminus.
Para Neyra Divath no pasaron desapercibidos todos lo esfuerzos del “Paladín Rojo” por confortarla, a pesar que apreciaba y agradecía profundamente la actitud de este, no deseba, no podía abrirse al bienestar, pues existían demasiados problemas, muchos asuntos por resolver, pero sobretodo habían heridas muy profundas que tal vez nunca llegarían a cerrar que no le permitían darse el lujo de compartir una sonrisa, de compartir sus sentimientos con alguien, de abrirse para dejar entrar a ninguna persona en su vida, pues era eso, su vida, sus problemas, sus retos, sus fracasos, sus heridas, sin importar que tipo de consecuencias le traigan sus actos estaba dispuesta a no irrumpir en la vida de nadie con sus problemas y dolores.
Mientras todo esto sucedía en la tierra, en la bóveda celeste había una persona que observaba muy atentamente las actitudes de los paladines, lady Haznarepse no perdía ni un solo detalle de la manera en la que evolucionaba la relación de trabajo entre los elegidos de los soles, ella ya conocía a Cir Arminus, pues no solo le salvo la vida, sino que también dejó parte de su esencia en él, estaba muy clara su actitud, en su interior se había sembrado una semilla, un sentimiento que él todavía no percibía, pero que era el que le motivaba a buscar el bienestar y la felicidad de Neyra Divath, razón por la cual todos sus actos estaban justificados y avalados por ese sentir, lo que no estaba claro era la actitud del “Paladín Blanco”, pues a simple vista se apreciaban dos hechos, el primero era que definitivamente necesitaba de alguien, necesitaba una persona que la ayudara a recuperar el sentimiento de alegría y de esperanza en la vida, esta sabía perfectamente este particular, pues si no sentía un apego real por seguir viva, por buscar esperanza, no salvaría a la humanidad sin importar cuanto poder tuviese, el segundo hecho transparente, eran los ojos con los que veía a Cir Arminus, estaba claro, en ella también estaba albergado un sentimiento que la trataba de unir al “Paladín Rojo” pero ella evitaba prestarle atención, se refugiaba en su dolor y tristeza, evadía cualquier tipo de felicidad que pudiese adquirir, era algo contradictorio para la “Dama de la Vida” como una persona buscaba la tristeza y la soledad cuando tenía a lado de ella un hombre que entregaría su propia vida solo por verla sonreír al menos por una única ocasión.
El tiempo seguía avanzando inexorablemente como siempre, los magos eran mas y mas fuertes, todos en el Reino del Sur se encontraban optimistas, sentían el cambio en si mismos, sabían que eran mas poderosos, tenían mayor resistencia, esta vez la lucha sería diferente los tremons tendrían una batalla como nunca antes. Todo estaba saliendo de acuerdo a lo planeado, todo salvo la meta de Cir Arminus ya casi había transcurrido un cuarto del plenilunio rojo y todavía no lograba arrancar una sonrisa del rostro de Neyra Divath, que dura labor se había impuesto, pero no le importaba, sabía que al conseguir su objetivo todo el esfuerzo sería mas que bien retribuido y fiel a si mismo no cesaba ni un momento en su empeño, aunque parecía no tener el mas mínimo efecto.
La mente y el corazón del “Paladín Blanco” cada día eran mas enredados, una batalla interna se libraba, todos sus miedos se enfrentaban a su deseo de ser feliz, y lastimosamente sus miedos iban llevando la delantera, no reaccionaba como ella desearía, esto le sumía en una tristeza aún mayor, pues le gustaba todo la pasión que ponía Cir Arminus en busca de su felicidad y le dolía no poder corresponderle como a ella le hubiese gustado, como el buscaba, y nació un nuevo miedo en su alma, el miedo a que el “Paladín Rojo” desistiese de su empeño, que la dejase nuevamente hundida en ese infierno gélido carente de emociones y sensaciones, el infierno en el que se había transformado su interior, en el cual estaba aprisionada constantemente con breves momentos de libertad, libertad otorgada gracias a la acción de él, de ese hombre que ella admiraba mas que a nadie, que se había abierto paso en la oscuridad de su alma y le otorgaba un poco de luz, luz necesaria para seguir día a día esforzándose por la salvación de la humanidad. Ventajosamente para la ella, para la humanidad, Cir Arminus era un hombre que jamás desistía de sus objetivos, y al igual que por salvar la humanidad, el lucharía por la felicidad de Neyra Divath, hasta el momento mismo de su muerte y aún después de ella.
La relación amistosa se estrechaba cada día mas entre los paladines, si bien es cierto Neyra Divath se presentaba con reservas y miedos, el “Paladín Rojo” parecía no prestarle mucho atención a este particular, el sabía que el interior de Neyra Divath era un campo de batalla y el estaba dispuesto a luchar con ella todas las batallas, sabía de su gran poder y estaba seguro que tarde o temprano su fuerza se impondría sobre sus miedos, contaba con la victoria de la voluntad sobre cualquier otra cosa, por eso en lugar de ahondar en los miedos de ella, hacía todo lo contrarío a cada instante enfatizaba en su inmenso poder, que en realidad lo era, el poder mágico de Neyra Divath estaba tan por encima del resto de los mortales, que a instantes parecía que incluso podía llegar a manipular la magia roja, esta idea empezó a tomar forma en la mente de Cir Arminus y de esta manera empezó a buscar la manera de manipular las dos magias conjuntamente, como se lograría tal hazaña, conseguir fundir luz y fuego, como??, no lo sabía, pero una vez que concibió esta idea empezó a tomar fuerza, motivo por el cual el entrenamiento se volvió mas duro, ahora entrenaban juntos un mago rojo con uno blanco, pero todo parecía contradecir la hipótesis del “Paladín Rojo”, la magia blanca inactivaba a la roja, era contradictorio, es mas en el día rojo solo tenían poderes los “Señores del Fuego” y en la noche los “Caballeros de la Luz”, como lograría generar un ataque conjunto, tal vez esto era una locura, un sueño tonto, a pesar de esto los magos seguían entrenado juntos, lo que se obtuvo de positivo de esta experiencia es la unión mas fuerte y estrecha entre los magos de las dos luces, ahora la asociación entre magos era muy profunda, de esta manera al conjunto de magos recibieron del nombre de ejército “Rojo Blanco”, ellos serían quien salven a la humanidad de su exterminio.
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