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Capítulo 25 Nuevo conflicto en el Sur
Larga fue la jornada de viaje tremon hacia el sur, Drager como nunca antes exigía que sus hermanos cuiden sus energías, motivo por el cual la marcha fue mas lenta que la acostumbrada, deseaba que todos sus guerreros estén en óptimas condiciones el momento de enfrentar nuevamente a los magos humanos.
El ciclo de luz roja estaba cerca de finalizar cuando los tremons vieron nuevamente las tierras del Reino del Sur, anunciaron su llegada con el tétrico repicar de los tambores de guerra, por segunda ocasión los humanos sentían como su sangre se congelaba con el ritmo lúgubre que anunciaba un nuevo baño de sangre, parecía que los tambores hablaban, gritaban que terminarían con las vida de los magos, y que en esta ocasión no habría escapatoria de la venganza de la Luna Negra.
Al mirar al enemigo Neyra Divath y Cir Arminus sintieron desfallecer, que decir del resto de magos, era una visión terrorífica, el sol aclaraba con todo su esplendor, el día era hermoso, absolutamente claro, pero en el suelo del sur parecía que las sombras habían tomado vida encarnándose en espectros tan negros como la misma luna, los tremons se encontraban alineados en escuadra, las armaduras de roca siniestra contrastaban terroríficamente con la luz del sol, llenaban el ambiente con la sensación de tristeza, ahuyentaban el calor, solo se sentía un viento helado, que atravesaba hasta el más íntimo de los pensamientos humanos.
Por la bendición de lo soles el “Paladín Rojo” recuperó rápidamente el control de sus pensamientos y emociones, ordenó que todos los magos se ubiquen en sus posiciones en esta ocasión todos pelearían relativamente cerca, en parejas como ya era costumbre, armados con sus espadas mágicos pero sobretodo armados con esa arma poderosa que no permite que el espíritu desfallezca, esa arma conocida por todos como esperanza.
Mientras los humanos se organizaban los tremons hacían lo correspondiente, las máquinas de guerra se ubicaban a la distancia adecuada dispuestas a vomitar toda su ira sobre las murallas de la ciudad humana, se repetía el asedio, pero en esta ocasión el horror que se vivía al interior de las murallas era muy superior, los artilugios tremons parecían bestias salvajes, hambrientas de carne humana, sedientas de venganza, eran una pequeña muestra de toda la rabia que traía en su interior el “Caudillo Oscuro”, mientras los preparativo para el enfrentamiento avanzaban, los tambores no cesaban en su lúgubre cantar, de repente como un mal sueño a un movimiento del brazo de Drager, los tambores guardaron silencio, permitiendo algo de alivio para los oídos humanos, pero todos comprendían que este silencio representaba la calma que precede a la muerte, los humanos sentían como sus espíritus querían desfallecer, pero no lo permitían lucharían hasta el final, la batalla era ya eminente, tanto los magos como los tremons esperaban un solo movimiento de Drager para empezar las acciones bélicas,
De pronto a un movimiento de la espada del primogénito de la Luna Negra las máquinas de guerra iniciaron el ataque, cientos de rocas negras empezaron a caer sobre la ciudad del sur, los magos intentaron repelar estas con su magia pero para su sorpresa las rocas seguían su viaje directo a las murallas, nadie entendía lo que estaba sucediendo porque esas rocas negras no habían sido movidas por la magia humana, ni la misma Neyra Divath consiguió desviar las municiones tremons, asombrado Cir Arminus dispuso que todos lo magos levanten rocas con su poder para interponerse en el curso de colisión de las saetas tremons, al mismo tiempo ordeno que se ataquen a las maquinas enemigas con fuego blanco, pero para terror de los humanos el fuego blanco no causó ningún efecto sobre los artilugios tremons de color negro, aunque un poco frustrado Cir Arminus ordenó atacar las máquina con rocas incandescentes, debían detener esos artefactos antes que las murallas de la ciudad se desmoronen y volvió a suceder el fuego no afecto a las máquinas aunque las rocas si causaron cierto daño.
Drager permanecía inmóvil observando el poder de su nueva arma, el poder de las lágrimas de su creador, entonces al ver como fracasaban los intentos de defenderse con magia de los humanos sintió gran alegría, a la vez que agradecía por sus bondades a la Luna Negra, por fin acabaría con esos patético humanos, ni uno solo sobreviviría, todos caerían victimas de la roca siniestra, ordenó que todos los guerreros se alisten iniciaría la batalla cuerpo a cuerpo, dispuso que todos ataquen rápida y brutalmente no deseaba dar ni la más mínima oportunidad a sus enemigos.
Neyra Divath se encontraba aterrorizada, su magia no causaba el más mínimo efecto en los tremons, decidió ir por Piedad, debía salvarla sin importar el costo, pero al dirigirse al castillo no la encontró así que salió rumbo al jardín debía ubicarla y ponerla a salvo, Cir Arminus por su lado entendió perfectamente la situación ese nuevo material negro que usaban los tremons disipaba la magia humana, la única manera de defenderse ahora era con las rocas y con las espadas, ordenó que todos lo magos que no se sintiesen seguros de su habilidad con la espada se ubiquen en la retaguardia cubriendo a aquellos que sintiesen que pueden enfrentarse cuerpo a cuerpo con los tremons, Rotreb y Steuma salieron al frente con un grupo de magos defenderían su reino con sus vidas.
Las murallas del Reino del Sur cayeron y en ese mismo instante los tremons iniciaron su avance, al llegar a la ciudad se encontraron con los magos armados de espadas, en un principio pretendieron minimizarlos, pero pronto descubrieron la habilidad humana con la espada, si bien es cierto los humanos eran más débiles, resultaban un poco mas ágiles que sus rivales, aunque las espadas no se chocaban directamente, las espadas humanas y tremons se repelían por la naturaleza de su construcción, también estaba ayudando a los humanos el hecho de que se encontraban trabajando cooperativamente, dos humanos contra un tremon, adicionalmente se encontraban cubiertos con una lluvia de rocas de los magos que no usaban espadas, Drager ordenó que se detenga el avance, usaría la misma estrategia humana, puso a trabajar a sus guerreros también en parejas y cubiertos por las máquinas de guerra, en esta ocasión no sería derrotado recurriría a cualquier estrategia con el fin de obtener la victoria, ante la nueva táctica tremons los humanos se vieron sumamente disminuidos pronto fueron victimas de sus enemigos las parejas de magos guerreros empezaron a caer bajo el filo de las espadas negras, Rotreb y Steuma luchaban con gran fuerza y valor pero se vieron en la necesidad de huir, mas aún cuando vieron que Drager personalmente avanzaba entre las filas humanas terminando vidas, se retiraron rumbo al castillo, todos los humanos habían recibido ordenes específicas, si todo se veía perdido debían replegarse en el castillo para realizar el hechizo de transportación.
Los magos sobrevivientes se encontraban ya en los alrededores de castillo, Cir Arminus deseba dar inicio al conjuro, pero faltaban Neyra Divath y Piedad, motivo por el cual en companía de Rotreb y Steuma salieron a buscarlas, La suerte no acompaño a Rotreb y Steuma pues cuando salían del jardín del castillo se encontraron con un gran número de enemigos, mientras Cir Arminus decidió buscar en el interior del jardín al llegar ahí observó como Drager se acercaba mortalmente al “Paladín Blanco” y a Piedad, en un intento desesperado se abalanzó sobre el “Caudillo Oscuro” pero este minimizándolo, se limitó a golpearlo con el fin arrojarle al suelo, lo único que tenía en sus pupilas era a Neyra Divath deseaba capturarla no sin antes lastimarla, al llegar a su objetivo Drager elevó su espada sobre su cabeza primero terminaría con la vida de Piedad a esa mujercita no la conocía y no le interesaba en lo más mínimo, al disponer a hacer blanco en el cuerpo de Piedad, Neyra Divath se interpuso recibiendo un gran corte en la espalda, pero consiguió alejarla lo suficiente, inmediatamente Cir Arminus alcanzó a Piedad, el “Paladín Blanco” le rogó que escapara del lugar pero el no lo hizo menos cuando observaba como Drager cogía a su amada por el cuello, y le pasaba la espada por el rostro causándole una horrible herida en el pómulo izquierdo, en su desesperación el “Paladín Rojo” lanzó su espada contra Drager casi incrustando la misma en la uniones de la armadura, pero no causa daño a su enemigo, la naturaleza antimágica de la armadura cuidó al “Caudillo Oscuro” de la espada mágica, por un momento Drager perdió la concentración se olvido de la dama blanca para observar a su agresor, ese pequeño instante de descuido fue aprovechado por Cir Arminus quien al ver como Drager le ponía atención aferrándose a Piedad realizó rápidamente el conjuro de transportación llevándose a Neyra Divath al Palacio de Cristal, fue un conjuro extraño y poderoso, porque no solo se transportó a si mismo y a Piedad que se encontraba junto a el sino también a Neyra Divath que se encontraba fuera de cualquier círculo mágico en ese momento no importó mucho ese hecho, Drager al verse con las manos vacías salió en busca de los paladines como un poseso.
Ya en el palacio se inicio el hechizo Piedad se coloco en el centro del círculo mágico formado por los humanos, Cir Arminus se encontraba abrazando a una agonizante Neyra Divath, cuando daban inicio las palabras mágicas llegaban Rotreb y Steuma sumamente heridos al castillo, sin tiempo que perder fueron ayudados a entrar en el centro del círculo junto a Piedad y antes de que Drager y los suyos pudiesen reaccionar, los humanos desaparecieron del Sur con todo y Castillo, el “Caudillo Oscuro” estaba atónito se le habían escapado los humanos, no lo podía creer esos insignificantes magos escapaban de su ira, lanzó un grito de dolor que incluso sus hermanos sintieron miedo, pero mientras gritaba se prometía a si mismo y a su creador que seguiría a los humanos, los cazaría, terminaría con sus vidas, sabía perfectamente al lugar al cual habían escapado los humanos, allá se dirigiría, pero sin apuros llegaría con toda su fuerza para enfrentarse por una última vez a esas plagas mágicas.
Mientras el sur caía ante las criaturas de la Luna Negra en la bóveda celeste se vivía algo de alegría pues no se perdieron todas las vidas humanas, además por azares del destino los humanos en esta desesperada fuga encontrarían la última bendición que les tenían preparada los hermanos soles, pues contrarío a lo que pudiese parecer estos no se habían olvidado ni un solo instante de sus hijos y los ayudarían a derrotar a los tremons, en realidad se acercaba el momento de la batalla final, la que decidiría no solo el destino de la humanidad y Ebyam sino también el destino de los hermanos soles y la bóveda celeste.
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