Capítulo 11
Elexno.-
Mientras su pueblo
construía la ciudad de Lunari, como el “Caudillo Oscuro” bautizaría al anterior
Reino del Norte, Drager ponía a prueba toda su inteligencia e imaginación,
presentía, para el era un hecho la existencia de la magia blanca, por lo tanto
debía anticiparse a este nuevo y desconocido poder, tenia que predecir y
solventar con anterioridad los efectos y facultades que podían adquirir los
humanos al manipular la luz del Sol Blanco.
Drager permaneció
en paciente reflexión y análisis mucho tiempo, traía y desechaba ideas de su
mente, no permitiría que la luz blanca
lastime a uno de los suyos o que le arrebate una victoria, no, no sería
derrotado por nada ni por nadie, después de quince salidas del Sol Blanco,
después de un absoluto aislamiento, pudo ver con claridad, estaba en capacidad
de predecir el poder de la magia blanca y fundamentalmente sabía como
combatirla, llegó el momento de ponerse a trabajar para contrarrestar el poder
de sus enemigos.
Lo primero que ordenó el tremon supremo fue la construcción de un material, mas exactamente de cristal que sea capaz de reflejar la luz, que evite que los ojos de se vean afectados por la excesiva cantidad de luz recibida directamente desde algún punto, tenía que ser un cristal resistente, para soportar la presión incuso de una lanza arrojada por manos de un tremon.
Esta tarea fue muy
sencilla para los obreros tremons, el cristal fue construido rápidamente y de
acuerdo a especificaciones, era aislante y capaz de soportar grandes cantidades
de calor y presión, el “Cristal Negro” como se lo llamó a este material fue
colocado en todas las armaduras cubriendo la parte de los ojos a manera de
antifaz, los herreros tremons cumplieron las ordenes de su líder eficaz y eficientemente
cada armadura estaba cubierta con cristal negro.
Pero el cristal
negro solo era la primera parte de la defensa de Drager en contra de la magia
blanca, una parte aunque sencilla muy importante, pues si un guerrero no puede
ver a su enemigo seguramente moriría.
El siguiente paso
en el plan del primogénito de la Luna Negra era la obtención de un material
sintético, un material muy especial tan singular como el antipyro, este
material debía ser un aislante muy flexible y delgado, similar al cuero de un
animal, pero mas mucho mas liviano, debía ser imperceptible al tacto, no debía
interferir con la movilidad del que lo use.
Después de largas
jornadas de estudio e investigación los científicos tremons consiguieron
sintetizar un material que cumplía las exigencias de Drager, este material tan
único recibió el nombre de “Elexno”, pronto se construyó gran cantidad de
Elexno, el cual era similar a una tela transparente sumamente delgada.
Igual que con el
cristal negro, todas la armaduras de antipyro fueron forradas por dentro de
elexno, lo increíble era que el elexno parecía no encontrase dentro de la
armadura, pues no aumentaba ni su peso,
ni la temperatura al interior, y mucho menos interfería con los
movimientos de quien utilizaba la armadura, de manera similar que con las
armaduras los vehículos tremons fueron forrados con mucho minuciosidad de
elexno interiormente, para evitar cualquier daño en los artefactos de
transporte de las fuerzas de ataque.
Drager se sentía gozoso y muy satisfecho, estaba muy confiado sabía que podría enfrentarse a la magia blanca y vencerla, los humanos no podían ni imaginarse lo que les esperaba, serían golpeados rápida y mortalmente sin oportunidad alguna de defenderse, incluso la magia ya no les serviría de nada, cada vez la victoria tremon era mas evidente y la destrucción de la humanidad estaba mas cercana, Drager se regocijaba en su ingenio y en el de su pueblo.
Al transcurrir casi
la mitad del plenilunio blanco, Lunari estaba terminada era una ciudad
magnifica, fastuosa, superior en belleza y riqueza a cualquier reino humano,
era un tributo a la Luna Negra un recordatorio del inmenso poder tremon, de lo
superiores que eran estos a los humanos, al menos así lo veía Drager.
Al fin el ejército
tremon estaba preparado, el armamento de igual manera, era el momento de seguir
avanzando, de continuar la erradicación de los humanos de la faz de Ebyam.
El ejército tremon
salió de Lunari rumbo al Reino del Oeste, Drager estaba ansioso deseaba probar
sus nuevas armaduras, quería ver la expresión de los humanos al notar que su
magia no sirve de nada en contra de la astucia y fortaleza tremon, como
disfrutaba el “Caudillo Oscuro” al imaginar la expresión de desazón y terror en
los rostros de los humanos a los que iba a destruir, nuevamente sentía que no
había fuerza capaz de oponerse a los designios de su creador, de madre, de la
Luna Oscura, nadie podía enfrentarse a él pues era el predilecto de esta
divinidad.
El tiempo avanzaba
inexorablemente y para desgracia de los hombres y mujeres que estaban en el
Reino del Oeste, Drager se acercaba a pasos agigantados, el tiempo se estaba
terminando, Cir Tysdral organizaba a sus magos de la manera más inteligente, no
deseba que los tremons se acerquen demasiado a la ciudad, tenia que detenerlos
en las afueras, por lo cual construyo una serie de trampas para hacer
inservibles los vehículos tremon, así obligaría a que los soldados avancen a
pie, también preparó árboles y rocas para golpear a los soldados que avancen
por la ruta hacia la ciudad, los magos blancos tenían que ser ingeniosos debían
golpear ahorrando su energía, la magia no debía ser desperdiciada, al menos no
si deseaban sobrevivir a su encuentro con los tremons, porque era muy bien
conocida la frase “si pierdes poder con el
pierdes la vida”, esta frase llenaba la mente de cada mago.
La ciudad del Norte fue rodeada en su totalidad por un lago, se construyó un puente levadizo para comunicar la ciudad con el exterior, este puente evitaría que los tremons ingresen a la ciudad, además el agua del lago artificial ayudaría a los magos a defenderse, se tallaron una serie de rocas para construir inmensos espejos y se los coloco por toda la entrada al reino, estos espejos tenían el propósito de intensificar la luz blanca del sol.
Havyd y los magos
rojos por su lado recolectaban inmensas cantidades de rocas, que serían
utilizadas para golpear a Drager y todos los hijos de la Luna Negra, si bien es
cierto el poder del fuego no podría ser utilizado en esta batalla, al menos se
podía utilizar el poder natural de todos lo humanos y los magos rojos tenían
este poder a un nivel superior mas allá que cualquier otro ser en Ebyam.
Todo parecía estar
listo, el Reino del Oeste sería un duro rival a pesar de no encontrarse con
todos sus integrantes, Cir Tysdral, aparentaba confianza, no podía causar mala
impresión a sus hombres estos debían verlo fuerte, tenían que confiar en sus
fuerzas si realmente querían una posibilidad de supervivencia, pero había algo,
algo preocupaba profundamente al gobernante del Oeste, no conocía personalmente
a Drager el líder de los tremons, pero en base a todo lo que había escuchado y
lo que le había contado Cir Arminus, sin duda alguna era un rival demasiado
astuto y sanguinario, lo mas probable era que ya se encuentre enterado de la
existencia de la magia blanca, pues era algo apenas lógico si en plenilunio
rojo hay magia roja, obligadamente en plenilunio blanco debía existir magia
blanca, y si él había conseguido razonar esto, cuanto más Drager quien vivía
para luchar y sabía anticiparse a sus enemigos tal como paso en el Reino del
Norte, pero existía la posibilidad de que el “Caudillo Oscuro” no espere todo
el poder y las facultades de un “Caballero de la Luz”, tampoco se esperaría una
resistencia desde la afueras, sin duda esta sería una batalla diferente, tenía
que ser una batalla inteligente, controlada por los humanos, porque de no ser
así el Reino estaba condenado y con ello poco a poco se extinguían las
posibilidades de supervivencia de la humanidad. Tantas y tantas ideas y malos
presagios se cruzaban por la cabeza de Cir Tysdral que este se encontraba en un
estado de total cansancio, sin embargo el mismo dirigía a lo hombres y se
mostraba siempre optimista para todos, salvo para uno, para Havyd, el líder de
los magos rojos del Oeste, sabía que la actitud del rey no era normal, se
encontraba profundamente preocupado, pero el se encargaría de luchar por su
rey, por su pueblo hasta el último, les costaría caro a los tremons la osadía
de acercarse al Reino del Oeste.
Cuando tres cuartos
del plenilunio blanco habían transcurrido, Drager y su ejército vieron la
ciudad del Oeste, de pronto el olor a guerra empezó a esparcirse por todo el
horizonte, se acercaba la hora de una nueva batalla, nuevamente humanos y
tremons se enfrentarían en la guerra dictaminada por la Luna Negra, ninguno de
los dos bandos se encontraban totalmente preparados para enfrentar al otro, a
quien le sonreiría la victoria en esta ocasión.
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