Capítulo 19 Fuego Blanco
Después del impacto de ver a Cir Arminus prácticamente muerto, Neyra Divath reaccionó, se encontraba poseída por el deseo de terminar de una vez con la amenaza que representaban los tremons, los últimos rayos del Sol Rojo caían sobre Ebyam, pronto empezaría a alumbrar la noche el Sol Blanco, todo su cuerpo se encontraba cubierto de sangre tanto de ella, como del “Paladín Rojo”, no sentía dolor, tampoco angustia, sentía ansiedad, la necesidad de cumplir su palabra, derrotaría a los tremons, vencería a Drager le cobraría caro el haberle arrebatado al hombre que significaba esperanza, su esperanza de vida, le haría sentir toda la desesperación y dolor que ella sentía en su alma.
Imágen tomada de aquí
Lo rayos rojos daban un refulgir extraño a la sangre de Cir Arminus que cubría a Neyra Divath, esta sangre entraba por su herida, se mezclaba con la suya, Drager miraba con curiosidad ese fenómeno, al empezar a aclarar el Sol Blanco, sucedió lo mismo con la sangre de la mujer más poderosa de Ebyam, resplandecía como si el sol estuviese recorriendo sus venas, entonces en ese momento la sangre combinada de los dos paladines adquirió un nuevo matiz, la sangre parecía haberse transformado en luz, la luz de los soles pero no era una luz roja tampoco blanca, era una nueva luz en tonos amarillos, el “Paladín Blanco” sentía como una fuerza nueva y muy poderosa la recorra completamente, parecía que su cuerpo iba a estallar, tanto poder en su ser era inconcebible, sin embargo lo sentía.
Drager también pudo sentir la inaudita cantidad de poder que emanaba esa mujer tan frágil, no lograba ordenar sus ideas, que estaba sucediendo, porque de pronto sentía tanta fuerza, ni el hombre de fuego le dio esa sensación, porque esa mujercita, por que precisamente ella.
Con un solo movimiento de su manos Neyra Divath consiguió emitir un rayo de fuego rodeado de luz blanca, este rayo era muy poderoso, Drager apenas pudo esquivarlo, para lo cual se vio obligado a saltar de la torre del Palacio de Cristal, su reacción fue inmediata, comprendió que de recibir el impacto hubiese resultado herido, estaba convencido de ese hecho, era mejor evitar el contacto con ese nuevo poder mágico de los humanos.
El “Paladín Blanco” no estaba dispuesto a perder la ventaja que los soles le habían otorgado, como nunca antes ordenó sus ideas, comprendió el porque de este nuevo y esperanzador poder, desde la torre dispuso que todos los magos sobrevivientes se lesionen una palma debían realizarse una herida profunda, para proceder a juntar las manos para de esta manera fundir la magia roja con la blanco y conseguir el poder del fuego blanco, los magos no comprendían la orden, sin embargo la acataron de inmediato, todos se laceraron para cumplir la orden de su señora, al juntar las manos comprendieron la orden, sentían el poder de los soles recorrer sus venas, e infundidos de nuevas esperanzas y valor reiniciaron la batalla.
Al iniciar el ataque de fuego blanco, los tremons se encontraban demasiado cerca de los magos, y descubrieron el espeluznante nuevo poder de estos, el fuego blanco al entrar en contacto con el antipyro lo desaparecía, de igual manera con el elexno y el cristal oscuro, para Drager fue inaudito en un abrir y cerrar de ojos la mayoría de sus guerreros se encontraban sin la protección de sus armaduras y armas, aunque gracias a la Luna Negra ninguno había sido herido.
Mientras los magos tomaban las riendas de la batalla, Havyd casi muerto había caído sobre los rosales del palacio y estaba recuperando la conciencia, al abrir los ojos se encontró con un espectáculo muy peculiar, un tremon asediaba a una mujer, a su parecer ella se había percatado de la presencia y sobretodo de la intenciones de ese engendro de la Luna Negra, sin embargo no le prestaba atención ni mostraba miedo, tan solo se dedicaba a intentar arreglar los destrozos que había sufrido el jardín del palacio real, todos los habitantes luchaban por sobrevivir, pero esa mujer parecía no haber lanzado un solo hechizo aunque se le notaba cansada y muy lastimada por haber estado cuidando el jardín todo el tiempo que había estado durando la batalla, Havyd no lo comprendía tal vez estaba loca.
El tremon no se percato de la cercanía de Havyd asechaba a su presa, aunque no conseguía su objetivo de atemorizarla, estuvo un buen momento haciendo ruido para que la mujer se de cuenta de lo que le iba a suceder y sea victima del pánico, pero nada sucedía, entonces aburrido de tan infructífero juego se decidió a terminar la vida de esa humana.
Al ver que el tremon se acercaba rápida y mortalmente a la mujer, Havyd haciendo acopio de toda la fuerza que le quedaba consiguió con un esfuerzo mortal sacar su último y mas poderoso ataque un rayo de fuego como no se había visto antes impacto de lleno al tremon arrojando muy lejos del jardín, el tremon nunca supo lo que sucedió salió despedido por los aires para terminar golpeándose en una pared cerca de una pareja de magos.
Mientras salvaba la vida de esa mujer, Havyd sintió como su vida se desvanecía, al entrar en el letargo de la muerte luchaba con su mente, no podía permitirse morir, aún no, todavía no cumplía su destino, debía vengar la muerte de Cir Tysdral, se resistía a la muerte, como podía llegar a la presencia de los soles sin haber cumplido lo que el creía le habían impuesto como misión en este mundo, en medio de ese delirio se le apareció una cara conocida, era lady Haznarepse quien llegaba para guiarlo, entonces todo se aclaró, Havyd pensó que lady Haznarepse lo había salvado tal como hizo con Cir Arminus, pero al conversar con ella comprendió todo.
Lo primero que dijo lady Haznarepse, fue, Havyd valeroso mago rojo, defensor de la humanidad, por fin has cumplido tu destino, el no entendió estas palabras, así que la “Dama de la Vida” no se detuvo y prosiguió, contrarió a lo que creías tu destino no era vengar la muerte de tu rey, una venganza nunca es un destino digno de ninguna criatura, tu destino consistía en salvar la vida de una persona, devolver el regalo que te hizo Cir Tysdral, para alegría tuya y de la humanidad así lo has hecho entregaste tu vida a cambio de la vida de una mujer que nunca conociste y que jamás conocerás, pero eso no importa pues cumpliste la voluntad de los soles te has hecho acreedor a llegar a su presencia, entonces Havyd habló, como puede ser eso no debía terminar con la vida de Drager, no, fue la repuesta de lady Haznarepse, tu destino era muy superior al de terminar con un ser, tu misión era la de regalar la oportunidad de seguir respirando a un ser muy querido por los soles.
Havyd por fin comprendió que estaba muerto y sintió por primera vez desde la muerte de Cir Tysdral paz, verdadera paz y tranquilidad, había cumplido su destino aún sin haberlo comprendido en vida, pero ahora una vez muerto se dio cuenta de lo valiosa que es una vida y cuan grande es un ser que consigue salvar la vida de otro, así que con alegría en su rostro gritó, lo he logrado cumplí con vuestra voluntad hermanos soles, la muerte de mi rey a sido al fin justificada, al terminar de decir esto, se presentó Cir Tysdral abrazó a Havyd, rieron y en companía de lady Haznarepse cruzaron la frontera que separa los vivos de los muertos.
En el jardín del palacio, la mujer que salvó Havyd observó como este moría en medio de una gran paz, dejó sus actividades y corrió hacia el cuerpo, no lloró, sabía que no debía derramar una lágrima por tan valiente hombre, al contrario, sonrió y le agradeció profundamente, ella seguiría cumpliendo su labor, cuidaría el jardín pues era lo que ella hacia cuidar el jardín del reino del sur, en adelante pondría mas empeño y cuidado a ese jardín porque ahora le pertenecía a los soles, estaba muy claro eran ellos quienes la habían salvado.
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