Sinopsis.-
Enfrentamiento de Esencias prosigue con la historia de Ebyam, un mundo ya renovado después de la Guerra de la Sangre, pero en esta ocasión hace su aparición una divinidad superior del mal, buscando su venganza en contra del sol y todos los suyos.
Capítulo 1 El Reencuentro.-
Imagen tomada de aquí
Era un día radiante, lleno de luz, el sol púrpura se enseñoreaba con todo su esplendor sobre el cielo de Ebyam, se podía sentir como una refrescante brisa acariciaba la piel besándola suavemente, el trinar de los pájaros junto al delicioso aroma de un sin número de variadas y fragantes flores causaban un efecto extático en tierras que en un pasado no lejano pertenecieron al otrora próspero Reino del Oeste, parecía que todos los seres del planeta se habían dado cita en tan magnífico e impar lugar.
La antigua ciudad del Oeste había sido reconstruida y readecuada para convertirla en un sitio de conmemoraciones constituía un templo a la hermandad, a la prosperidad y a la unión entre las razas existentes en Ebyam, bajo el nuevo nombre de la Ciudad Santa de Anhazar constituía un auténtico monumento, se encontraba envuelta de un pequeño lago artificial de limpias aguas que se alimentaba del no muy lejano lago Cardinal del Oeste, también se la rodeó una muralla de apariencia delicada pero muy fuerte, muralla que se construyó íntegramente de plata mística que los tremons trabajaron para ofrendarla a los dioses, el puente que comunicaba la ciudad con el exterior era sumamente hermoso y detallado en sus columnas se podían apreciar figuras de los dioses, así como escenas del cielo nocturno, la puertas de la ciudad eran una gran belleza dotadas de muchos y muy delicados detalles, trabajada por artesanos y magos humanos, estaba construida con oro y plata común, así como también de maderas finas, adornada con joyas preciosas, la puerta se encontraba infundida de un gran cantidad de conjuros de protección realizados por los magos humanos, esta era la ofrenda de los humanos a los dioses, el exterior de la ciudad era tan bello que cualquier ser hubiera podido ser llevado ante la presencia de los dioses lleno de alegría después de tan solo haberla visto desde afuera, sin embargo ya en el interior de la ciudad esta develaba una hermosura inimitable, sus calles rectas construidas de un delicado adoquín gris, los edificios estaban hechos del mármol blanco mas fino que se podía encontrar en Ebyam, uno tan limpio y puro que parecía refulgir cada vez más conforme cualquier ojo lo observaba, existían tres preciosos jardines de gran tamaño, ubicados en las cercanías de la muralla, poseían sendas fuentes representando a uno de los tres dioses a los cuales rendían culto humanos y tremons, en el centro de la ciudad se había erigido una plaza en la cual se levantaban tres atrios.
El altar principal más grande que los demás, de diseño sencillo pero hermoso construido íntegramente de mármol negro, sobre cada una de las cuatro esquinas superiores se levantaban pequeños obeliscos, en el centro del atrio se elaboró una hendidura circular de considerable tamaño, en la parte frontal del atrio se encontraba grabado un escudo de armas en el cual se apreciaba un sol en la parte superior izquierda, sol que alumbraba un pequeño seto de cinco árboles de eucalipto, en el inferior del escudo se esculpió un báculo que terminaba en una perla la cual estaba sujeta por la representación de un puño humano, en el piso del atrio se colocaron dos floreros elaborados también de mármol negro llenos de girasoles que daban un contraste casi mágico entre el mármol negro del atrio y el amarillo intenso de las flores, ubicado justo en el centro de la ciudad ceremonial este atrio estaba dedicado a Us’ Aretama el Sol Púrpura padre y creador de todos los humanos, señor de todo lo bueno que existía en el planeta, regente de la esencia solar que llenaba a todo ser humano, la divinidad superior del bien.
El altar secundario algo mas pequeño que el anterior pero igual de hermoso, elaborado de plata mística, también estaba adornado con cuatro pequeños obeliscos en su parte superior, poseía de igual manera un hendidura en su centro pero esta de forma ovalada, en su parte frontal tenía grabado un ovalo en el cual se observaba un cuarto de luna creciente a su izquierda y una espada a la derecha, en el suelo del atrio también se colocaron un par de floreros de plata mística, los cuales estaban llenos de rosas de color rojo, colocado al norte del atrio principal, constituía el sitio de reverencia para Añimu la Luna Plateada madre de los tremons, señora de la protección mágica, regente de la esencia lunar cuya máxima manifestación se encontraba en la plata mística, de la cual los tremons eran lo artífices por excelencia, divinidad superior de la protección.
El último altar el más pequeño de todos, pero sin apetecerles nada a los anteriores se encontraba al sur del altar principal, construido de un cristal transparente mágico, manipulado por manos tremons y forjado con fuego blanco humano, a diferencia de los dos anteriores no tenía ni obeliscos, ni hendiduras, ni grabados, tan solo se levantaba en su parte superior central una candelilla hueca, en el suelo se encontraban dos floreros de cristal los cuales estaban adornados con violetas, constituía el atrio de Haznarepse la “Dama de la Vida” bocera de Us’ Aretama, una divinidad de orden inferior pero igual de exaltada como sus similares.
Este hermoso día no era un día cualquiera, era el día en que por primera vez se llevaría a cabo “La Fiesta del Re-Nacimiento”, celebración que se había consagrado como un recordatorio del final de la denominada “Guerra de la Sangre”, así como también la unión entre tremons y humanos, dos razas que se enfrentaron a muerte en un pasado no muy lejano en la mencionada guerra, a pesar de lo cual en la actualidad se encontraban hermanadas en la búsqueda de la paz y el progreso.
La Fiesta del Re-Nacimiento se estaba llevando al cabo de un ciclo de vida después del final de la “Guerra de la Sangre”, en este lapso de tiempo todo cambió radicalmente en el planeta, no solo en la superficie de Ebyam se apreciaban cambios geográficos, en el interior de todos los habitantes del mundo se había obrado una permutación considerable, humanos habían perdido su extrema inocencia, inocencia que casi les cuesta la existencia, aprendieron a diferenciar el bien y el mal, tremons por su parte limpiaron sus almas de toda malicia, de su xenofobia, se convirtieron en seres tolerantes y colaboradores, nuevamente reinaba el bien en Ebyam, un bien en base al conocimiento del mal, pues ahora todos conocían el sufrimiento, pero ahora todos evitaban el mal de manera consciente, todos lo conocían y nadie lo deseaba en su alma, se había convenido que la ceremonia iniciaría cuando el sol púrpura se encontrase en el cenit de la bóveda celeste y culminaría el instante en que la luna plateada ocupase su lugar de privilegio justo en el centro del cielo nocturno de Ebyam.
Aunque en la ceremonia se mezclaban humanos y tremons era fácil distinguir unos de otros, si bien físicamente eran similares, los tremons eran mas altos y robustos que los seres humanos, todos los varones tremons gozaban de un cuerpo atlético muy bien constituido, sus mujeres eran esbeltas de grácil caminar, todos ellos con la piel de un color tan peculiar que se asemejaba al plateado que proyecta la luna en la noches, de delicados rasgos, una diferencia básica radicaba en los ojos, un poco mas grandes que los ojos humanos pero de colores que variaban en tonos de púrpura desde los más intensos hasta los más claros, así también sus cabellos tenían tonos grises, los humanos en cambio eran un poco más pequeños y delgados que estos, los hombres asimismo eran robustos y sus mujeres no tenían nada que envidiar al momento de competir en belleza con las chicas tremons , la piel de los humanos variaba desde el color de ébano hasta el blanco como la leche, sus cabellos en colores negros, rojos, castaños y amarillos como el oro, sus ojos variaban en negros, cafés, azules, verdes, grises y todos sus correspondientes tonos, a pesar de las similitudes físicas era fácil distinguir a unos de otros gracias a los ricos detalles con los cuales los constituyeron sus creadores.
Humanos y tremons compartían una cálida mañana, cálida como las conversaciones y la camaradería que se podía percibir en el ambiente, era la medía mañana y todos los presentes en Anhazar se alistaban para la ceremonia que daría inicio al medio día.
Cerca al jardín dedicado a Us’ Aretama se distinguían tres figuras que dialogaban placidamente, dos mujeres y un varón todos humanos.
El hombre humano era alto de mediana edad, cuerpo robusto pero no de manera exagerada, cabello negro rizado arreglado en una media melena, piel trigueña, su rostro perfectamente afeitado permita apreciar unos ojos de color gris claro que revelaban una inteligencia elevada, era un hombre atractivo, vestido con una malla de color gris oscuro, camisa blanco y cota del mismo color de la malla, su elegante atuendo culminaba en una capa larga de color negro, capa que poseía una capucha al puro estilo de los magos.
La mujer humana que se encontraba cogida de la mano del hombre era una mujer sumamente agraciada, alta como su compañero, esbelta, de delicadas formas, poseía una cabellera corta de color castaño claro, se podía apreciar que su cabello era lacio, sus hermosos ojos eran de color celeste, su piel tan blanca como las nubes, en su rostro se observaba una cicatriz de considerable tamaño en su mejilla izquierda, cicatriz que le daba un aire de misterio pero que no restaba belleza a su rostro y mucho menos a su sonrisa pues en su cara se pintaba a cada instante sendas sonrisas, engalanada en un vestido celeste largo sin mangas que combinaba divinamente con sus ojos, observar a tan bella mujer era mirar un cuadro de gran belleza que alegraba no solo la vista sino principalmente el corazón.
La segunda humana se encontraba un poco mas alejada de sus camaradas, su aspecto era algo retraído, parecía encontrarse preocupada, aún así regalaba sonrisas tan sinceras que iluminaban toda Anhazar y alentaban a los presentes, era una mujer joven de menor estatura que sus acompañantes, tez canela clara, de piel limpia y delicada, su hermosa piel invitaba a ser acariciada, pero quien en todo Ebyam tenía la suficiente limpieza del alma como para acariciar a tan bella mujer, su cabeza se encontraba adornada por una hermosa cabellera negra como el ala del cuervo, que le llegaba hasta un poco más abajo de sus hombros, los rayos solares alumbraban sus cabellos sueltos al viento de forma tal que un halo místico la rodeaba, sus ojos cafés oscuros con un brillo particular, mágico, sumamente hermosos, expresaban un candor indescriptible, cualquiera que los viese fijamente sería preso de su encanto, se hubiese perdido en lo profundo de su mirada para nunca mas salir pues si lo ojos son la ventana del alma, el alma de esta mujer debía ser la bondad en estado puro, de esbelto cuerpo y grácil figura, parecía una escultura hecha por los mismos dioses, irradiaba una belleza sin par que iba mucho mas allá del mero aspecto físico, la lindura de tan preciosa criatura emanaba desde sus interior para aumentar de manera desmedida los primores que habitaban en su exterior, engalanada en un vestido blanco largo con mangas completaba el celestial cuadro que constituía, al observar con detenimiento en su mano se apreciaba una piola de color verde, se veía claramente que la piola se encontraba desgastada por un largo uso, detalle que contrastaba enormemente la elegancia con la que se encontraba ataviada, sin embargo de lo cual no disminuía en lo más mínimo la belleza que poseía..
Era casi el medio día y de pronto la tranquilidad del lugar se vio gratamente interrumpida por una cacofonía de trompetas, luego de la cual una pequeña comitiva hacia su ingreso a la ciudad, eran diez tremons todos a caballo, los caballos eran de color negro todos salvo uno que era amarillo mas grande que sus hermanos, el caballo amarillo iba al frente, sin duda alguna el tremon que encabezaba la comitiva era su líder, al encontrarse en el interior se escuchó la voz del heraldo anunciando a los recién llegados.
El heraldo anuncio a los recién llegados diciendo, es para mi un privilegio anunciar que nos honra con su presencia el regente del Reino del Norte Lunari, adalid de nuestros hermanos tremons, Caudillo de la Luna Plateada, hijo predilecto de Añimu, señor de la esencia lunar, tengo el inmenso placer de presentaros a Drager.
Terminada la retahíla del heraldo del caballo amarillo bajó un tremon de gran porte y corpulencia incluso para los suyos, era un ser imponente, de cabello plateado y largo que le llegaba hasta media espalda, piel nívea como la luna, al igual que la piel de todos sus hermanos, ojos de color púrpura ligero, vestido con malla y cota negras, camisa blanca, su atuendo constaba de una larga capa también de color negro, terminaba su indumentaria con una espada plateada que llevaba en un cinto al igual que la espada hermoso y delicadamente trabajado.
Inmediatamente Drager se dirigió rumbo a los tres humanos que hasta hace unos instantes habían estado conversando, conforme se acercaba a ellos se podía apreciar como el rostro del gobernante del Norte se llenaba de alegría dejando a un lado sus estrictos rasgos, al verlos cerca no se contuvo mas y esbozó una enorme sonrisa, sonrisa a la cual los humanos le correspondieron de igual manera, se apresuro aún mas hacia ellos y sin decir nada les otorgó sendos abrazos, luego de lo cual los cuatro iniciaron una nueva conversación.
Drager, dijo lleno de alegría el varón humano, este sin disimular su emoción respondió diciendo, mi estimado Cir Arminus que gran regocijo poder veros nuevamente, sano y lleno de vigor, prosiguió mirando a la mujer que estaba enganchada de la mano de Cir Arminus, mi señora Neyra Divath dichosos los ojos que pueden regocijarse de con tan graciosa y abundante belleza, en realidad mi amigo es dichoso al tener una esposa tan agraciada, todavía recuerdo vuestro matrimonio una ceremonia grandiosa, pero no mas que vuestra lindura, fue la última vez que nos vimos hasta el día de hoy, Neyra Divath respondió cuanta galantería mi lord Drager, puedo deciros que estáis muy elegantemente ataviado de seguro todas las mujeres en este y cualquier otro lugar estarían ansiosas de disfrutar de vuestra compañía, Drager sonrió enormemente y prosiguió dirigiéndose hacia la otra mujer, Piedad, dijo, mi estimada Piedad, mientras repetía el nombre lo saboreaba, se regocijaba en esta palabra, mujer dadivosa y poderosa, que dicha poder volver a estar en vuestra infinita presencia, permitidme humildemente ponerme a vuestros pies, estaría dichoso de poder satisfaceros en lo que dispongáis, Piedad sin perder su estoicismo se limitó únicamente a hacer una reverencia acompañada de una sutil sonrisa.
Cir Arminus tomó la palabra, quien lo diría el señor del norte es todo un poeta, pero dejémonos de protocolos, estamos en confianza, somos amigos debemos olvidarnos de tanta galantería conseguiríais sonrojar a nuestra estimada Piedad de continuar así, tenemos tanto de que hablar, debéis contarnos como esta Lunari su gente, que nuevas invenciones han construido vuestros científicos, Drager respondió diciendo es cierto tenemos tanto de conversar vosotros par de tortolitos debéis contarme que tal es la vida de casados, como ha progresado vuestro reino al Efenia, voz mi hermosa Piedad debéis contarme como va la escuela de magia me entere que sois la maestra principal en la misma, junto a los amantes aquí presentes, contadme donde están metidos Rotreb y Steuma, me gustaría hablar con ellos de espadas, saber como van los magos guerreros, cuando se disponían a continuar la conversación volvieron a sonar las trompetas, anunciando en esta ocasión el inicio de la ceremonia motivo por el cual todos se habían reunido en la Ciudad Santa de Anhazar.
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