miércoles, 6 de febrero de 2013

Rojo y Blanco, Capítulo XXI

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Capítulo 21 El llanto de la Luna

 

Larga y dolorosa fue la travesía tremon de regreso a la Montaña Perpetua, a pesar de que Drager dispuso descansos periódicos varios murieron en el regreso a casa, el ejército mas grande que se había creado fue derrotado por criaturas apenas aptas para la guerra, que sucedió, era una de las preguntas que rondaba la mente del “Caudillo Oscuro” como fue derrotado, él, sus guerreros eran muy superiores a los humanos, porque perdió la batalla cuando parecía prácticamente ganada, pero la interrogante que mas lo atormentaba era, como permitió que los suyos muriesen en manos de los humanos, porque se mostró débil, si hubiera terminado con la vida de la Dama Blanca, la historia seria otra, esos momentos de amargura no existirían, la voluntad de la Luna Negra ya estuviera cumplida, sin embargo no era el caso, no podía dar la cara a los suyos, que podía decir o hacer, les había fallado, se había fallado a si mismo, principalmente había fallado a su creador.



La entrada a la Montaña Perpetua no fue la fiesta que sus habitantes esperaban, al ver llegar un resquebrajado ejército, lo habitantes dispusieron la ciudad para cuidar a los heridos, todos los médicos tremons se movilizaron para atender a sus hermanos, Drager no permitió que nadie se le acercase, se sentía demasiado mal, no podía recibir ayuda de los que había fallado, dejando a todos sus guerreros en la ciudad se dispuso a marchar hacia el Norte, ansiaba la paz que se respiraba en Lunari, amaba esa ciudad, era la obra mas grandiosa que había concebido su genio. Así al amanecer el líder de los tremons salió de su ciudad sin vítores, ni companía,  inicio su camino al norte en la total soledad, nunca se había sentido tan solo.

La jornada hacia el Norte únicamente consiguió que el dolor se incremente, con cada día que pasaba Drager se sumía más en la depresión y desesperación, necesitaba una palabra de aliento, pero no existía un solo ser sobre la faz de Ebyam que pudiese llegar a la mente mucho menos al corazón del “Caudillo Oscuro”, era demasiado superior a todas las criaturas que habitaban Ebyam, se encontraba en la total soledad del Poder.

Ya para finalizar el plenilunio rojo, Drager vio las tierras de su anhelada Lunari, al entrar a la ciudad no permitió que ninguno de sus habitantes dijese o hiciese algo, apenas llego a la ciudad ordenó que los pocos habitantes de la ciudad salgan con rumbo a la Montaña Perpetua, deseaba permanecer solo, todos los tremons cumplieron rápidamente la voluntad de su líder ninguno presentó objeción alguna.

En medio de la soledad del norte Drager se estaba dejando morir, se atormentaba a cada instante, día y noche no parecían llegar, el tiempo se había congelado, no sabía si había transcurrido una hora o un ciclo de vida, estaba matándose a si mismo, la conciencia lo acusaba, se sentía responsable por las vidas de todos los tremons que cayeron en batalla, sentía que sus almas lo acosaban y recriminaban, no encontraba consuelo alguno, después de un tiempo de sentir dolor, empezó a regocijarse en su frustración, la sensación de malestar se le hizo indispensable, le gustaba sentir su dolor, que paradoja el ser mas completo de la creación se tenia autocompasión, el ser mas odiado y temido por los humanos se había transformado en una sombra de si mismo, su hermanos no lo reconocerían, había cambiado se encontraba demacrado, su porte orgulloso e imponente había desaparecido, no se asemejaba ni al mas sencillo de sus congéneres, estaba olvidando quien era, el motivo de su existencia, ya no entendía cual era su misión en la vida, tal vez para el solo debía existir el dolor.

A pesar de lo tortuosa de su situación Drager no derramaba una sola lágrima, todo su ser sangraba, su vida se extinguía con cada momento de autoabandono, pero en algún rincón de su alma restaban indicios de su anterior gloria, ese ser magnifico, el primogénito de la Luna Negra se rehusaba muy internamente a sentirse derrotado, pero al mismo tiempo el mismo se destruía, estaba librando una batalla interna y la sensación de malestar vencía, pronto perdería completamente su esencia para convertirse en un fantasma, en una sombra de su pasada gloría y actual desgracia.

Un día, uno de los tantos en los que el “Caudillo Oscuro” se atormentaba algo le sucedió internamente un dolor profundo recorrió cada fibra de su ser y de sus ojos empezaron a brotar lágrimas de dolor y angustia, era un espectáculo tan doloroso que incluso el cielo empezó a derramar lágrimas, una torrencial lluvia anego el norte, el cielo se oscureció completamente, definitivamente Drager moriría, pero en medio de tan desgarrador dolor, la Luna Negra decidió aparecerse a su amado hijo, se acercó a el primero lo acaricio, besaba su cabello, frotaba su espalda, pero ni una sola palabra pronunciaba, incluso el astro oscuro no encontraba las palabras adecuadas para calmar el lacerante dolor de su primogénito.

Al sentir el oscuro manto de su divinidad Drager intento recobrar la compostura, se puso de pie pero no podía ver el rostro de su creador, las lágrimas aun salían a raudales de sus ojos, el dolor todavía estremecía cada rincón de su robusto cuerpo y en esa posición la Luna Negra abrazo a su creación como una madre que acoge un hijo en su regazo, lo abrazo tan cálidamente que todo el ser de Drager empezó a sentir algo de alivio a su inmensa tristeza, sin embargo después de unos instantes de alivio el dolor volvió con mayor fuerza, su conciencia nuevamente le recriminaba el no haber podido lograr alcanzar la voluntad de su creador, y se alejo de la Luna Negra.

La Luna Negra sentía el dolor de su primogénito como propio, sin poder mas también empezó a derramar algo parecido a lágrimas, pues de sus ojos salían cristales negros que al entrar en contacto con el suelo desaparecían inmediatamente, en medio del llanto por fin habló, hijo mío tu eres parte de mi ser, tu dolor me lastima, no quiero que sufras mas, todos tus hermanos han vuelto a mi y ninguno de ellos te recriminan nada, al contrario ofrendaron su vida en busca de alcanzar nuestro objetivo, el de imponernos a los soles, ni uno solo de tus hermanos desea verte así de desvalorizado, todos sufren con cada momento que te permites morir, lo único que ellos desean es que tú les des a esos humanos una lección, que arrases su reino como fuego en un bosque seco, todas mis criaturas confían en ti, te aman, te respetan, si tu les pides que se arrojen a un acantilado lo harán sin dudar un solo instante, pues están concientes que tú nunca le harías daño, también debes tener plena conciencia que yo te amo profundamente ninguno de mis hijos es tan perfecto como tú, mientras la Luna Negra decía todo esto, el interior de Drager empezó a curarse el dolor amainó rápidamente, las fuerzas, la decisión y la autoconfianza estaban regresando y al fin levanto la cabeza, mirando fijamente a su dios, respondió, padre y madre eres tú para mi, prometo por mi vida no volver a fallarte y mucho menos volver a perder el valor, tomaré la vida de todos los humanos que aun quedan sobre Ebyam con tal de vengar cada gota de sangre, cada instante de dolor que han tenido mis hermanos, les cobrare al mil por uno, mi venganza será aterradora, en esta ocasión no habrá compasión ni piedad, los golpearé rápido y mortalmente, pero mi señora como enfrentarme a la nueva magia de los humanos, el fuego blanco a sido capaz de imponerse sobre nuestra astucia y tecnología, te suplico me ayudes en la nueva empresa que va a dar inicio, te ruego me proveas de una arma capaz de detener la magia de los soles.

Nuevamente la Luna Negra habló, mi hijo no es necesario tus súplicas, estoy conciente de lo desigual de la batalla, por eso fruto de mi gran amor hacia ti, he derramado lagrimas, lagrimas que llevaban mi esencia y mi esencia es la antimagia, cada lugar donde cayeron las lágrimas de mis ojos se ha convertido en reservas de la carne de mi cuerpo, este nuevo material que estas a punto de descubrir lo llamaras la “roca siniestra”, esta puede disipar la magia de cualquier tipo sin importar su fuerza, en esta ocasión ni los soles podrán ayudar a sus humanos, la suerte ha sido echada mi primogénito y te ha sonreído, tu destino es gobernar Ebyam y el de los humanos es desaparecer, diciendo estas últimas palabras el astro oscuro abandonó a su hijo para regresar al cielo a ocupar su lugar en la bóveda celeste.

Drager asimiló, como era su costumbre, rápidamente las palabras de su dios, inmediatamente se puso a cavar y encontró lo prometido, una mina de roca negra, se hizo con la cantidad que mas pudo e inmediatamente se forjó una espada, esta roca era muy resistente y maleable a sus manos, pero una vez convertida en espada era muy fuerte parecía indestructible, con esta nueva buena, decidió regresar a la Montaña Perpetua, movilizaría a todos sus obreros a Lunari para crear las nuevas armas y defensas, en esta ocasión los humanos estaban definitivamente sentenciados a muerte gracias a las bondades de la Luna Negra.

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