Capítulo 21 El
llanto de la Luna
Larga
y dolorosa fue la travesía tremon de regreso a la Montaña Perpetua, a pesar de
que Drager dispuso descansos periódicos varios murieron en el regreso a casa,
el ejército mas grande que se había creado fue derrotado por criaturas apenas
aptas para la guerra, que sucedió, era una de las preguntas que rondaba la
mente del “Caudillo Oscuro” como fue derrotado, él, sus guerreros eran muy
superiores a los humanos, porque perdió la batalla cuando parecía prácticamente
ganada, pero la interrogante que mas lo atormentaba era, como permitió que los
suyos muriesen en manos de los humanos, porque se mostró débil, si hubiera
terminado con la vida de la Dama Blanca, la historia seria otra, esos momentos
de amargura no existirían, la voluntad de la Luna Negra ya estuviera cumplida,
sin embargo no era el caso, no podía dar la cara a los suyos, que podía decir o
hacer, les había fallado, se había fallado a si mismo, principalmente había
fallado a su creador.
La
entrada a la Montaña Perpetua no fue la fiesta que sus habitantes esperaban, al
ver llegar un resquebrajado ejército, lo habitantes dispusieron la ciudad para
cuidar a los heridos, todos los médicos tremons se movilizaron para atender a
sus hermanos, Drager no permitió que nadie se le acercase, se sentía demasiado
mal, no podía recibir ayuda de los que había fallado, dejando a todos sus
guerreros en la ciudad se dispuso a marchar hacia el Norte, ansiaba la paz que
se respiraba en Lunari, amaba esa ciudad, era la obra mas grandiosa que había
concebido su genio. Así al amanecer el líder de los tremons salió de su ciudad
sin vítores, ni companía, inicio su
camino al norte en la total soledad, nunca se había sentido tan solo.
La
jornada hacia el Norte únicamente consiguió que el dolor se incremente, con
cada día que pasaba Drager se sumía más en la depresión y desesperación,
necesitaba una palabra de aliento, pero no existía un solo ser sobre la faz de
Ebyam que pudiese llegar a la mente mucho menos al corazón del “Caudillo
Oscuro”, era demasiado superior a todas las criaturas que habitaban Ebyam, se
encontraba en la total soledad del Poder.
Ya
para finalizar el plenilunio rojo, Drager vio las tierras de su anhelada
Lunari, al entrar a la ciudad no permitió que ninguno de sus habitantes dijese
o hiciese algo, apenas llego a la ciudad ordenó que los pocos habitantes de la
ciudad salgan con rumbo a la Montaña Perpetua, deseaba permanecer solo, todos
los tremons cumplieron rápidamente la voluntad de su líder ninguno presentó
objeción alguna.
En
medio de la soledad del norte Drager se estaba dejando morir, se atormentaba a
cada instante, día y noche no parecían llegar, el tiempo se había congelado, no
sabía si había transcurrido una hora o un ciclo de vida, estaba matándose a si
mismo, la conciencia lo acusaba, se sentía responsable por las vidas de todos
los tremons que cayeron en batalla, sentía que sus almas lo acosaban y
recriminaban, no encontraba consuelo alguno, después de un tiempo de sentir
dolor, empezó a regocijarse en su frustración, la sensación de malestar se le
hizo indispensable, le gustaba sentir su dolor, que paradoja el ser mas
completo de la creación se tenia autocompasión, el ser mas odiado y temido por
los humanos se había transformado en una sombra de si mismo, su hermanos no lo
reconocerían, había cambiado se encontraba demacrado, su porte orgulloso e
imponente había desaparecido, no se asemejaba ni al mas sencillo de sus
congéneres, estaba olvidando quien era, el motivo de su existencia, ya no
entendía cual era su misión en la vida, tal vez para el solo debía existir el
dolor.
A
pesar de lo tortuosa de su situación Drager no derramaba una sola lágrima, todo
su ser sangraba, su vida se extinguía con cada momento de autoabandono, pero en
algún rincón de su alma restaban indicios de su anterior gloria, ese ser
magnifico, el primogénito de la Luna Negra se rehusaba muy internamente a
sentirse derrotado, pero al mismo tiempo el mismo se destruía, estaba librando una
batalla interna y la sensación de malestar vencía, pronto perdería
completamente su esencia para convertirse en un fantasma, en una sombra de su
pasada gloría y actual desgracia.
Un
día, uno de los tantos en los que el “Caudillo Oscuro” se atormentaba algo le
sucedió internamente un dolor profundo recorrió cada fibra de su ser y de sus
ojos empezaron a brotar lágrimas de dolor y angustia, era un espectáculo tan
doloroso que incluso el cielo empezó a derramar lágrimas, una torrencial lluvia
anego el norte, el cielo se oscureció completamente, definitivamente Drager
moriría, pero en medio de tan desgarrador dolor, la Luna Negra decidió
aparecerse a su amado hijo, se acercó a el primero lo acaricio, besaba su
cabello, frotaba su espalda, pero ni una sola palabra pronunciaba, incluso el
astro oscuro no encontraba las palabras adecuadas para calmar el lacerante
dolor de su primogénito.
Al
sentir el oscuro manto de su divinidad Drager intento recobrar la compostura,
se puso de pie pero no podía ver el rostro de su creador, las lágrimas aun
salían a raudales de sus ojos, el dolor todavía estremecía cada rincón de su
robusto cuerpo y en esa posición la Luna Negra abrazo a su creación como una
madre que acoge un hijo en su regazo, lo abrazo tan cálidamente que todo el ser
de Drager empezó a sentir algo de alivio a su inmensa tristeza, sin embargo
después de unos instantes de alivio el dolor volvió con mayor fuerza, su
conciencia nuevamente le recriminaba el no haber podido lograr alcanzar la
voluntad de su creador, y se alejo de la Luna Negra.
La
Luna Negra sentía el dolor de su primogénito como propio, sin poder mas también
empezó a derramar algo parecido a lágrimas, pues de sus ojos salían cristales
negros que al entrar en contacto con el suelo desaparecían inmediatamente, en
medio del llanto por fin habló, hijo mío tu eres parte de mi ser, tu dolor me
lastima, no quiero que sufras mas, todos tus hermanos han vuelto a mi y ninguno
de ellos te recriminan nada, al contrario ofrendaron su vida en busca de
alcanzar nuestro objetivo, el de imponernos a los soles, ni uno solo de tus
hermanos desea verte así de desvalorizado, todos sufren con cada momento que te
permites morir, lo único que ellos desean es que tú les des a esos humanos una
lección, que arrases su reino como fuego en un bosque seco, todas mis criaturas
confían en ti, te aman, te respetan, si tu les pides que se arrojen a un
acantilado lo harán sin dudar un solo instante, pues están concientes que tú
nunca le harías daño, también debes tener plena conciencia que yo te amo
profundamente ninguno de mis hijos es tan perfecto como tú, mientras la Luna
Negra decía todo esto, el interior de Drager empezó a curarse el dolor amainó
rápidamente, las fuerzas, la decisión y la autoconfianza estaban regresando y
al fin levanto la cabeza, mirando fijamente a su dios, respondió, padre y madre
eres tú para mi, prometo por mi vida no volver a fallarte y mucho menos volver
a perder el valor, tomaré la vida de todos los humanos que aun quedan sobre
Ebyam con tal de vengar cada gota de sangre, cada instante de dolor que han
tenido mis hermanos, les cobrare al mil por uno, mi venganza será aterradora,
en esta ocasión no habrá compasión ni piedad, los golpearé rápido y
mortalmente, pero mi señora como enfrentarme a la nueva magia de los humanos,
el fuego blanco a sido capaz de imponerse sobre nuestra astucia y tecnología,
te suplico me ayudes en la nueva empresa que va a dar inicio, te ruego me
proveas de una arma capaz de detener la magia de los soles.
Nuevamente
la Luna Negra habló, mi hijo no es necesario tus súplicas, estoy conciente de
lo desigual de la batalla, por eso fruto de mi gran amor hacia ti, he derramado
lagrimas, lagrimas que llevaban mi esencia y mi esencia es la antimagia, cada
lugar donde cayeron las lágrimas de mis ojos se ha convertido en reservas de la
carne de mi cuerpo, este nuevo material que estas a punto de descubrir lo
llamaras la “roca siniestra”, esta puede disipar la magia de cualquier tipo sin
importar su fuerza, en esta ocasión ni los soles podrán ayudar a sus humanos,
la suerte ha sido echada mi primogénito y te ha sonreído, tu destino es
gobernar Ebyam y el de los humanos es desaparecer, diciendo estas últimas
palabras el astro oscuro abandonó a su hijo para regresar al cielo a ocupar su
lugar en la bóveda celeste.
Drager
asimiló, como era su costumbre, rápidamente las palabras de su dios,
inmediatamente se puso a cavar y encontró lo prometido, una mina de roca negra,
se hizo con la cantidad que mas pudo e inmediatamente se forjó una espada, esta
roca era muy resistente y maleable a sus manos, pero una vez convertida en
espada era muy fuerte parecía indestructible, con esta nueva buena, decidió
regresar a la Montaña Perpetua, movilizaría a todos sus obreros a Lunari para
crear las nuevas armas y defensas, en esta ocasión los humanos estaban
definitivamente sentenciados a muerte gracias a las bondades de la Luna Negra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario