lunes, 26 de marzo de 2018

[Introducción] Age of Sigmar Parte 1, lo que fue

Saludos amigos, hoy cambiamos de universo y vamos a ver un poco de Age of Sigmar.

Para entender el presente de esta realidad, debemos conocer su pasado. En un mundo viejo, similar a cualquier mundo, llamado Mallus por aquellos que aún lo recuerdan, inicio un drama tan viejo como el tiempo.

Mientras todas las razas que existían en el viejo mundo luchaban y sangraban por progresar e imponerse a sus similares, el caos, omnipresente señor y a la vez creación de todos los bajos y horrendos instintos de los seres vivos, inundaba este mundo con su caudal inagotable de magia al tiempo que buscaba destruir todo, pues el objetivo del caos no es otro que la destrucción de todo lo que existe.

Esta perenne pelea se sucedía a través de las estaciones, un año si y otro también, todas las razas buenas y malas, lograban milagrosamente imponerse a los esbirros del caos, derrotando a los más fieros y terribles campeones de los oscuros dioses. Pero el caos, es paciente, el caos es eterno, y mientras todos los victoriosos menguaban, el caos incrementaba su poder buscando su ansiado anhelo, destruir toda la existencia.

De entre todos los portentosos adalides del caos, se levantó uno como no se había visto jamás en toda la existencia del viejo mundo. Antiguo seguidor y sacerdote del dios que los humanos llamaban Sigmar, este hombre renunció a la luz y a todo lo bueno, cuando descubrió una verdad perdida en el tiempo.

¿Cuál fue esta verdad? Nadie sabe a ciencia cierta la respuesta a esta incógnita, mucho se ha especulado sobre el oscuro secreto que le fue develado a este hombre santo, muchos aseguran que le fue mostrado el destino final del mundo, la verdad de la doctrina del caos, la falacia de todos los dioses distintos caos. Otros aseguran que fue engañado por los señores oscuros que buscaban su alma inmortal al saber que este hombre santo era superior a todos los que alguna vez existieron o existirían. Como haya sido, lo único concreto es que el otrora hombre santo, borró todo lo relacionado a su existencia, acabó personalmente con todo aquel que pudiese dar testimonio de su antiguo yo, abandono su vieja existencia y se dirigió a los desiertos del caos.

Protagonista de una oscura epopeya que merece su propio capítulo para ser contada. Este ser insuperable se hizo con todos los tesoros del caos, unió a las fuerzas del mal bajo su tenebrosa e inquebrantable voluntad, cumplió la más terrible de las profecías, obligando a todos los seguidores del caos a aunar fuerzas e invadir por vez definitiva el viejo mundo.

El nuevo campeón del caos, adoptó el nombre de Archaon, y su título fue el señor del fin de los tiempos, título por demás adecuado, pues Archaon estaba dispuesto a cumplir el anhelo de los dioses oscuros, llevaría el regalo del olvido a todo lo que existía.

Una invasión sin precedentes se derramó desde los áridos y helados desiertos del caos, hordas de barbaros y guerreros del caos avanzaban destruyendo todo a su paso. Demonios de los cuatro dioses, en números que  nunca antes se había visto, invadían la realidad asolando todo a su paso, llevando guerra, peste, engaño, horrendos placeres y finalmente la muerte, todo en honor a sus patrones. Bestias y monstruos mutados por el caos daban rienda suelta a su furia primordial largo tiempo contenida, acosando a todo ser viviente que no rindiera pleitesía a los dioses del caos. Incluso, los skavens, abyectos seres con forma de rata unieron sus fuerzas a las de Archaon para destruirlo todo.
Esta marea incontenible de demolición asoló todo el mudo, ni humanos, ni hombres lagartos, ni elfos, ni orcos y tampoco vampiros pudieron detener a los seguidores del caos.

El Fin de los Tiempos, se tornó realidad, nada ni nadie podía enfrentar el virtualmente omnipotente poder del caos. Uno a uno los grandes héroes fueron derrotados, una a una cada raza fue derrotada y puesta contra la pared.

Finalmente, el más caro anhelo de los oscuros señores estaba por consumarse, la existencia estaba a punto de colapsar en una irrepetible orgia de muerte y destrucción.

Los dioses del Caos dejaron que pocos restos del viejo mundo sobrevivieran y se convirtieron en un imán para las almas de aquellos que querían negar al Caos su victoria final. Los dioses del mundo caído durmieron mientras eran alimentados por las magias que saturaban Mallus. Mil millones de almas se volvían corpóreas en un segundo e incorpóreas al siguiente a medida que los soles y lunas de los cielos iluminaban o no Mallus. Con el tiempo, despertadas por la voluntad de Sigmar, estas almas poblarían un nuevo mundo, un mundo compuesto de una serie de burbujas de realidad habitadas por los sobrevivientes al cataclismo del fil de los tiempo, este mundo o mundos burbujas son conocidos como los Reinos Mortales, el nuevo mundo fue lanzado al cosmos tras su final con Sigmar aferrándose a él, fue finalmente capturado por Dracothion y colocado en el firmamento.

El núcleo del nuevo mundo está compuesto de sigmarita, un metal mágico utilizado en la fabricación de las armas y armaduras.

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