lunes, 15 de octubre de 2012

Rojo y Blanco Capítulo V

Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV

Capítulo 5 Espada y Fuego.-




Cuando el ejército tremon pisó suelo en el Reino del Norte, ninguno de sus integrantes se imaginó que en este lugar, por primera vez desde que empezó la guerra tendrían rivales, y muy dignos, pues el poder de los “Señores del Fuego” estaba en su punto mas alto.

La estrategia de defensa implementada por Cir Arminus, era muy sencilla, decidió dividir a sus magos en dos grupos, cada grupo combatiría tres horas, todos sabían el enorme esfuerzo que esto conllevaba, tres horas de lucha continua con el uso de la magia podía terminar con la vida de cualquier hombre, pero por la gracia de los soles los ”Señores del Fuego”no eran cualquier humano eran los primeros magos guerreros, estaban llenos de esperanza y fuerza, por defender su mundo estaban dispuestos a ofrendar sus vidas, a derramar hasta la ultima gota de sangre, esto los convertía en los seres más poderosos hasta el momento sobre Ebyam.

Drager dispuso sus fuerzas como una colonia de langostas sobre un verde prado, los tremons rodeaban completamente la ciudad de los magos rojos, y como tales pretendían ingresar en la ciudad y arrasar todo lo que encuentren a su paso.

Con el poderoso y tétrico retumbar de los tambores de guerra tremon, sonido que helaba la sangre de cualquier ser que lo escuchara, pues anunciaba el baño de sangre que se aproximaba, se inició una terrible la batalla, la más grande que se había librado hasta el momento sobre la faz de Ebyam y la más importante, porque esta lucha daría un giro radical a la “Guerra de Sangre”.

Los guerreros tremons disciplinados como solo ellos podían serlo, tenían un concepto claro de lo que significaba destruir una ciudad y conocían como hacerlo, el ataque empezó desde las afueras de la ciudad, una lluvia de rocas lanzadas desde una serie de maquinas creadas con este propósito, caía sobre todo el Reino del Norte, destruyendo las murallas de la ciudad, las fuerzas de defensa aun no actuaban abiertamente únicamente evitaban que cualquier roca termine con la vida de algún habitante de la ciudad, tenían que guardar sus fuerzas, para cuando inicie realmente el asedio.

Como siempre la primera fase del ataque tremon fue un total éxito, las murallas de la ciudad estaban totalmente destruidas, nada impedía que tan horrendo ejército ingrese al corazón del reino.

A continuación Drager envío sus fuerzas de choque, aquellos soldados se encargarían de ingresar a la ciudad para matar a cada humano que se cruce en su camino. Mientras avanzaban las fuerzas de choque, todos soldados a pie, los arqueros tremon lanzaban sus letales flechas sobre los cielos del Reino del Norte. Todo avanzaba como siempre nada extraño sucedía, no existía oposición alguna a la destrucción tremon.

Los magos rojos, permanecían aguardando las ordenes de su líder de atacar, la excitación se podía tocar en el ambiente, todos los magos estaban ansiosos, pero también sentían miedo, pues veían como tan poderosos y malignos seres se acercaban mas y mas a la ciudad, los reconfortaba la idea de salvar a los suyos.

Cuando las fuerzas de choque tremon se encontraban a menos de 30 cuerpos de la ciudad, Cir Arminus dio la orden que todos los habitantes del Reino esperaban y como un volcán en erupción empezó el ataque de los “Señores del Fuego”, verdaderos ríos de fuego salían de la ciudad en dirección al ejecito tremon, la primera reacción de los hijos de la noche contrario a lo que cualquier ser hubiera imaginado, no fue huir, se plantaron firmes en el suelo, todos como uno solo se pusieron pecho en tierra, logrando evitar el primer ataque, no sentían miedo, pero si asombro, nunca pensaron que los humanos los atacasen y menos con semejante arma.

Rápidamente todo el ejército tremon se reorganizó, adoptaron posiciones de defensa, las fuerza de choque, detuvieron el avance, pero la Luna Negra creo un hijo demasiado sabio, Drager, como tal, en menos de un instante tenia en su mente lo que debía hacer para destruir a los magos rojos.

Drager hizo retroceder a su soldados, no sabía como los humanos habían obtenido tan terrible arma, pero el era el señor de la destrucción, el siempre sería el vencedor, a una velocidad inaudita ordenó que todos sus hombres se hagan con la mayor cantidad de agua que puedan, pues él, como cualquiera, sabía que para de combatir el fuego se puede utilizar agua, a sus ingenieros les ordenó adaptar sus máquinas de guerra para que puedan lanzar chorros de agua, mientras los tremons cumplían las ordenes de su caudillo, en la ciudad se respiraba tensión y angustia , Cir Arminus y todos sus hermanos del pueblo entendieron lo que Drager estaba haciendo, nuevamente la esperanza estaba muriendo, acaso no quedaba mas destino que el de una muerte horrenda y segura.

Lo más penoso de la situación en la que se encontraban los magos rojos era el hecho de que el día avanzaba inexorablemente, pronto caería la noche y con ella sus poderes desaparecerían, nada podrían hacer entonces para defenderse.

Afortunadamente, los soles no deseban ver una solo gota mas de sangre humana derramada impunemente, y en un hecho sin precedentes, los soles llegaron al acuerdo que durante la duración de esta batalla el sol blanco dejaría de irradiar con su poder la noche de Ebyam, permitiéndole a su hermano rojo enseñorearse también de la noche con toda su luz y poder, tal como lo hacia en los días del plenilunio rojo.

Humanos y tremons vieron pasmados, como la noche no llegaba, la luz roja se mantenía en todo el planeta, era un milagro, los humanos podrían defenderse incluso en la noche, la esperanza no iba a abandonar a los humanos, no en esta ocasión.

Drager no tenia apuro en destruir el Reino del Norte, por primera vez desde que inicio su campaña se veía en necesidad de usar su ingenio y no solo su fuerza, eso lo excitaba, realmente disfrutaba de la tensión reinante en el ambiente, estaba saboreando los instantes previos al enfrentamiento, su vida era luchar, su vida era conquistar, su vida era destruir a sus enemigos, disfrutaba el ver a sus soldados cumplir sus ordenes sin pedir explicaciones, lo obedecían ciegamente, disfrutaba, realmente disfrutaba la sensación de poder, un poder que solo el tenía.

Este periodo de descanso macabro, también les sirvió a los “Señores del fuego”, pues no solo pudieron recobrar energía, sino que lograron idear una manera de defenderse de la evidente embestida del ejército tremon.

Drager al ver que todo lo ordenado había sido cumplido y sabiendo de la gran capacidad de resistencia de sus congéneres, ordeno a las tropas ponerse nuevamente en posición de ataque, ahora detrás de la fuerza de choque marcharían las maquinas de guerra, con el fin de dispersar el fuego que escupía la ciudad de los humanos.

Nuevamente inicio la marcha tremon al interior del Reino del Norte, los humanos empezaron el ataque, o mejor dicho su defensa, los ríos de fuego empezaron a salir de la ciudad, pero como lo había planeado Drager sus maquinas se encargaban de disipar el fuego sin mayor dificultad, al ver éxito del plan ideado por su caudillo, los guerreros tremon avanzaron rápidamente a la ciudad, el primer grupo de magos estaba exhausto, llegaba el turno de grupo número dos, pero estos sabían muy bien que hacer, estaban observando el avance de las tropas oscuras, sabían en que lugar golpear y mas que nada con que iban a golpear al ejército tremon.

Uniendo el poder creativo innato que todo el pueblo poseía, al manejo del fuego que tenían los magos rojos, Cir Arminus concibió la manera perfecta de alejar a los tremons de su pueblo, cuando Drager y sus soldados se encontraban a punto de ingresar en la ciudad, todos sus habitantes unieron su poder elevando miles de rocas por los aires, lo “Señores del Fuego”, las prendieron como que de madera se tratara, y una autentica erupción se inició, rocas bañadas de fuego empezaron a golpear a los tremons, las maquinas de guerra nada pudieron hacer, todas cayeron destrozadas por las rocas de fuego, sin embargo el ejército tremon aun se mantenía en avance, ninguno de sus integrantes le tenía miedo a la muerte, el avance frenético de los tremons era asombroso, Drager encabezaba el ataque, guiaba a los suyos a la victoria, y en esta ocasión por primera vez le sería negada. Haciendo uso de toda su voluntad y poder el primer grupo de magos rojos se unieron a la lucha, ríos de fuego empezaron a fluir nuevamente del interior de la ciudad, estos unidos a la lluvia de rocas incandescentes, empezaron a causar bajas en el hasta entonces invencible ejército tremon, Drager estaba consternado, veía lo que el creía imposible, por primera vez vio como uno de sus hermanos era victima del helado beso de la muerte, muchos tremons caían victimas del poder del Sol Rojo.

Drager en una decisión si precedentes optó por retirarse, no podía darse el lujo de perder a todo su ejército bajo el fuego que arrojaban los humanos, reorganizo e hizo retroceder a su ejército, los tremons por primera vez se alejaban derrotados.

El Reino del Norte se había salvado, lo imposible sucedió, los humanos derrotaban a los tremons, con la ayuda de los soles, pero a que precio se consiguió la victoria, la gran mayoría de los magos rojos del primer grupo habían muerto por utilizar toda su energía vital, otros tantos del segundo ejército también murieron, aunque no tantos como los del primer grupo, incluso mucha gente común del pueblo murió defendiendo la vida de sus hermanos, el mismísimo Cir Arminus se encontraba agonizando, pues este no tuvo un solo minuto de descanso desde el inicio hasta el fin de la batalla , sentía la caricia de la muerte, pero eso no le importaba había conseguido salvar a su pueblo, todos sus hermanos conseguirían ver una vez mas la luz de los soles, se encontraba dichosos de haber podido ayudar a los suyos. La victoria se había conseguido, pero a un enorme precio, al precio de cientos de vidas inocentes y valiosas, ese día las lagrimas de dolor su unieron a las de esperanza, los mismos soles lloraron la muerte de sus hijos.

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